Desde pequeña a Fabiola Riveros Cifuentes, le llamaba la atención comunicar, agrega que siempre fue muy curiosa, creativa y que en periodismo vio una carrera que no limita a desarrollarse sólo en un área. Es más, nos cuenta que a los ocho años le regalaron su primera grabadora con la que entrevistaba a su familia y amigos, esto porque veía los noticieros y quería hacer lo mismo.
Egresada el año 2020, la periodista, que actualmente, está a cargo de las comunicaciones en el Laboratorio de Emprendimiento USQAI de la Universidad Católica del Norte, nos adelanta que está evaluando la posibilidad de continuar con sus estudios de postgrado. Y que a pesar de que estudió otra carrera antes, es enfática en señalar que “todos los caminos llevan a periodismo” (sic).
¿Cómo recuerdas tu paso por la Escuela de Periodismo?
Recuerdo que, desde mi primer día en la Escuela de Periodismo, sentí que siempre debía haber estado ahí. Fue una época muy linda, donde aprendí muchísimo y pude desarrollar competencias que hoy me acompañan como profesional. También rescato mucho el desarrollo del pensamiento crítico, que no solo te lo enseñan en clases, sino que uno lo vive día a día en la Escuela. Aprender siempre a ver más allá, es una de las bases que me dejó la Escuela de Periodismo.
¿Cuál ha sido la experiencia laboral tras egresar de periodismo?
Hoy me dedico 100% a las comunicaciones corporativas, donde destaco la línea estratégica de la malla curricular de Periodismo UCN, ya que me ha entregado herramientas para poder aplicar en mi trabajo actualmente.
Fabiola trabaja actualmente en el Laboratorio de Emprendimiento USQAI de la Universidad Católica del Norte
¿Desde tu experiencia, crees que ha cambiado el campo laboral para los periodistas? ¿Hay nuevas áreas donde desempeñarse?
Totalmente. Creo que cada vez queda más atrás el “no hay trabajo para los periodistas”… Quizás en los medios de comunicación, exista un campo más acotado, pero hoy las marcas, organizaciones y empresas están requiriendo de un equipo de comunicaciones. También todo lo que ha sido el vuelco hacia la comunicación digital, requieren de periodistas. Somos un mal necesario (jajaja). Y siempre está la opción de emprender, nuestra carrera es muy versátil y se pueden hacer muchas cosas innovadoras desde las comunicaciones, aprovechando las herramientas que tenemos disponibles hoy en día, en el mundo digital.
¿Por qué crees que estudiar periodismo es una buena opción?
Yo invitaría a que decidan con tranquilidad, a que dejen el miedo y el qué dirán atrás. Yo entré a estudiar periodismo a los 25 años, después de estudiar otra carrera totalmente distinta. Creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. El periodismo es una carrera hermosa, que te abrirá la mente y te hará sacar tu creatividad al máximo. De repente queremos ser todo y créanme, esta carrera te lo permitirá, sólo debes tener el gusto por comunicar.
Estudiante de octavo semestre de Comunicación y Periodismo, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos López Hernández, llegó este mes, a nuestra Escuela para desarrollar su proyecto de tesis, el cual está orientado al Fast Fashion, que es la moda rápida.
Carlos, quien en vive en Ecatepec, una zona muy cerca de la Ciudad de México, tuvo que decidir entre España y Chile para llevar a cabo su tesina, la cual tendrá como académica asesora en nuestro país a la Dra. Paulina Salinas.
¿Qué te llevo a decidirte por Chile para concretar tus estudios?
Mi tesis es acerca del Fast Fashion, que es la moda rápida, entonces de lo que yo estuve investigando mis opciones eran España y Chile. España por todo el tema de las empresas transnacionales del fast fashion que existen como las tiendas Zara, Breshka, Pull&Bear y en el caso de Chile, porque vi que en Iquique había algo que se conocía como el cementerio de ropa, que es un basurero de exclusivamente ropa, eso a mí me sorprendió, por eso escogí Chile y específicamente Antofagasta, porque está muy cerca de Iquique y además vi que era de las pocas universidades de aquí (del norte) que tenía la carrera de periodismo, entonces por esta razón escogí Chile.
¿Con quien trabajarás de la Escuela de Periodismo?
En las becas de investigación de México, cuando no es de intercambio total, porque vengo de investigación, por así decirlo, te piden que tengas un asesor en el extranjero, entonces yo me contacté con la encargada de los intercambios aquí en Chile y le expliqué en qué consistía mi beca. Ya después, me contactaron con la doctora Paulina Salinas, quien es la encargada de los seminarios de tesis aquí en Periodismo y me dijo que ella me podía ayudar. Tomé contacto con ella y le conté del proyecto y de lo que tenía pensando hacer y fue muy amable conmigo. Se puede decir que es un trabajo conjunto porque yo tengo mi asesor en México, quien es el principal, entonces tengo dos asesores con quienes estamos trabajando de forma colaborativa para hacer mi tesis.
A pesar que no vienes de intercambio participaste de la clase Realización Audiovisual documental ¿a qué se debe?
A mí siempre me ha gustado el cine y la fotografía, de hecho, una de mis opciones allá en México era estudiar Cine, pero me decidí por Periodismo y Comunicación. En la asignatura de Televisión empezamos a ver más materias en lo audiovisual y fue lo que me llamó la atención y la idea original de mi tema de tesis era hacerlo un documental, pero la beca al principio no identificaba que modalidad de titulación tenías que tener, entonces yo la inscribí solo con el tema, les gustó y aceptaron, ya cuando lo presenté como formato documental me dijeron que los lineamientos decían que tenía que ser un trabajo escrito. Pero no quise dejar el documental que es algo que a mí me apasiona, y realmente es muy cercano a mí, porque allá en México, además de trabajar en lo que estudié tengo un emprendimiento en el que vendo ropa vintage, de segunda mano, entonces por eso elegí ese tema, por eso quería hacer un documental. Desafortunadamente por la pandemia, no pude tomar muchas materias presenciales, las tuve que hacer en línea y muchas de esas materias eran en audiovisual, entonces ahora que pude tomar una presencial pues lo hice.
Cuéntanos más de tu emprendimiento… ¿cómo nace?
Vendo online y todo comenzó hace como un año y medio, estábamos en plena pandemia, y con un amigo estábamos hablando de qué podíamos hacer y yo siempre he usado ropa de segunda mano, siempre me ha gustado eso, allá en México existe lo que es el mercado de pulgas, cada día hay uno diferente en casi todos lados de la Ciudad de México, entonces ahí compraba y en la universidad, cuando todavía no tenía mi tienda, muchos amigos me decían ¡esa ropa está genial!, yo se las vendía y así generé un poco de dinero y ya cuando estaba en la pandemia, conversaba con un amigo que podríamos hacer esto y que tal vez resultaba, yo ya había visto varias tiendas en Instagram que hacían los mismo, nos decidimos e invertimos como 60 mil pesos chilenos ¡y ya! nos gustó y a partir de ahí creamos una página en Instagram que se llama @visual_clothes y afortunadamente nos fue muy bien, empezamos a tener clientes, conocer personas y así un año y medio y hasta la última semana, de hecho, el último día que vine hice una entrega y unos envíos que tenía pendientes.
Aparte de tu emprendimiento ¿ya tenías otro trabajo profesional?
Si, más enfocado a lo que estudié, estaba en una casa productora y ahí yo me encargaba de editar videos, editar fotografías y flayer. También estaba a cargo de administrar las publicaciones de redes sociales. Era un trabajo a distancia, eso me gustaba, porque me permitía seguir con mi emprendimiento y también con las labores de la tesis. Ahí también hacíamos pequeños spots para marcas, principalmente para negocios de bellezas, uñas, restaurantes también.
¿Cuáles son los planes en este tiempo en Chile?
Estoy en Chile hasta el 05 de diciembre y quiero avanzar lo más posible en mi tesis. Por el proyecto del documental, mi idea es ir a grabar a Iquique, he estado averiguando y quisiera ir a hacer unas entrevistas en unas asociaciones que están trabajando por la conciencia ambiental, entonces me gustaría hablar con algunas de esas personas y bueno, ir a grabar allá es una de mis principales motivaciones.
¿Cuándo debes presentar tu proyecto de tesis?
Del proyecto de tesis ya tengo un avance por así decirlo, y de aquí a que regrese tengo máximo un año para terminarla, que es el plazo de la beca y tengo que cumplir con esos lineamientos. Yo espero en junio tener todo terminado, y así entre los meses de septiembre y octubre hacer el examen profesional que es presentar la tesis, frente a un jurado y ellos aprueban o no.
Camilo Kong, es papá de Mateo y tiene 32 años. De profesión es sociólogo, titulado de la Universidad Diego Portales y también es concejal desde 2016 por la comuna de Antofagasta. Trabaja como profesor en la Escuela de Periodismo desde 2019 a cargo de las asignaturas de Sociología de la Comunicación y Teoría Política y de Gobierno.
Entre sus estudios se encuentran un diplomado de Patrimonio Cultural, Ciudadanía y Desarrollo Local en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, también un diplomado en Gestión Municipal en Innovación Social y hace poco terminó un diplomado en Comunicación Digital.
¿Cómo llegaste a la Escuela?
Yo justo había sido papá y por ende necesitaba generar más recursos y tomar nuevos desafíos laborales, en ese mismo periodo me enteré que en la Escuela de Periodismo estaban buscando un sociólogo, por lo que envié mi curriculum y estuvimos en contacto hasta que finalmente partí el primer semestre del 2019 dictando la clase Sociología de la Comunicación. El segundo semestre tomé Teoría Política y de Gobierno y hasta ahora me mantengo en esos cursos. La verdad es que me llena mucho ejercer la docencia, siento algo muy bacán, el poder estar en ese proceso de enseñanza, porque uno como profesor no deja de aprender, al mismo tiempo que está entregando algunos contenidos.
Camilo en clases con las y los estudiantes de segundo año de periodismo
¿Qué es lo que más te gusta de ser profesor de futuros periodistas?
Me gusta traspasar experiencias, en términos políticos, sociales y también personales. Te permite dar un enfoque que creo es súper nutritivo para el estudiante. Siento que, para un curso de Teoría Política, el estar inserto dentro del ejercicio de la política te entrega otras herramientas que las puedes traspasar a los estudiantes. Relacionarse con jóvenes, te despierta nuevas miradas, nuevos desafíos, te abre nuevos mundos y creo que el estar constantemente en aprendizaje, me mantiene acá, siento que es un desafío permanente el hacer clases, uno genera no solo la responsabilidad de enseñar, sino que también tú te vas formando como persona a la medida que estás haciendo clases. Además, a mi gustan las relaciones sociales, me gusta interactuar con los jóvenes, me gusta estar al tanto de lo que pasa, conocer otras realidades.
¿Cuál es tu sello como profesor?
Yo diría cercanía, trato de tener relaciones más simétricas, superar esa brecha no solamente en el ámbito académico, como profesores-estudiantes, si no que también en la sociedad y en la política yo trato de que sea mi sello, de una persona que le gusta tanto la vida social y le gusta también entender el origen de las cosas, como tengo esa perspectiva sociológica por formación, siento que ese quiero que sea mi sello, traspasar experiencias pero sin ser autoritario, si no que abrir caminos, tomar conciencia, incentivar a las personas, me encantaría que desde aquí de los estudiantes, porque no pensarlo, más adelante a alguno le interese estar en política que le interese llevar adelante los problemas de la gente y ponerlos sobre la mesa, o al menos cuando generen su trabajo como periodistas que tengan conciencia social.
¿Cómo te proyectas en la Escuela?
A mí me gustaría seguir haciendo clases por muchos años más, pero entre hacer clases y dar un paso más en mi carrera política, prefiero mi carrera política, yo quiero ser alcalde de Antofagasta, me gustaría liderar un municipio, pero entiendo que forma parte de todo un proceso colectivo, pero me encantaría, porque sé que tengo las capacidades y creo que me gusta más el trabajo en el municipio que el parlamento.
¿Cuál es tu mirada de las nuevas generaciones de periodistas que están en formación?
Yo siempre les digo que no estoy formando ni sociólogos ni cientistas políticos, pero sí ayudando a la formación de comunicadores y comunicadoras, que puedan contribuir y que sean conscientes del rol que tenemos en la sociedad y del momento histórico en el que vivimos. Creo que entre las generaciones desde que empecé hasta ahora, hay un diagnóstico común, no hemos tenido educación cívica, pero el interés por procesos políticos ha ido incrementándose tanto que la sociedad igual está hablando de política y como un momento tan importante en la historia, es importante tener las herramientas, para ir analizando y tener una visión crítica y una opinión propia. Y esto es más relevante aun en periodistas porque los cambios sociales que se dan, así como los cambios políticos van muy de la mano con los cambios que se van dando en las comunicaciones.
Cuatro de nuestros estudiantes, que cursan actualmente tercer y quinto año, viajaron hasta la Universidad de Córdoba, en Argentina para participar en el Programa Corto de Invierno de Movilidad Estudiantil “Integración y Gobernanza en América Latina”, conversamos con ellos para conocer más acerca de esta experiencia y cómo impactó su participación en la formación profesional y también personal.
Denisse Gómez y Sebastián Castillo están próximos a terminar sus estudios de periodismo, por lo que esta experiencia aporta directamente en la entrega de herramientas de formación profesional para el campo laboral que se avecina. En el caso de Valentina Hidalgo y Nicolás Mondaca ambos cursan actualmente sexto semestre y tienen una mirada integradora para sus próximos años de estudios.
¿Por qué les llamó la atención el tema de Gobernanza en América Latina y de qué manera impacta en sus intereses profesionales?
Nicolás: al tener enfoque en Latinoamérica y todo lo que eso conlleva, como la política económica y social, me interesó aún más, porque siento que Latinoamérica actualmente está viviendo un tiempo de cambios, en realidad el mundo entero, entonces ser un agente de cambio para llevar lo que nosotros pensamos, sentimos para transmitirlo y replicarlo en el país, siento que es muy importante.
Sebastián: yo siempre estoy involucrado en temas de organización, desde la Federación de Estudiantes y desde lo que hago fuera de la universidad, entonces sentí que podía ser un apoyo y un aporte a lo que quiero ser como profesional.
Denisse: para mí fue importante el proceso de la diplomacia que nos enseñaron en el curso, es algo que nosotros hemos visto en periodismo como tal y se reforzó totalmente. En Argentina, se habla de procesos de diplomacia que son totalmente distintos a lo que existe en Chile, que van cambiando con cada gobierno y esos cambios de gobierno impactan en la diplomacia internacional que maneja cada país y cómo se empiezan a manejar, económicamente, culturalmente. Vernos como una región en potencia también es interesante, conocer las relaciones internacionales desde la cuna, donde las están haciendo, donde se empiezan a gestionar.
Valentina: Lo que yo rescato de todo lo visto en el programa, es la unión latinoamericana, como nosotros como países podemos llegar a integrarnos, quizá el ámbito económico es súper importante para desarrollo de nuestra región, como también desde lo cultural. Existe este pensamiento más egocéntrico donde cada país considera que es mejor que los demás que le rodean, considero que es muy importante el hecho de que todos los países logren integrarse para poder llevar recién todo eso al ámbito económico y poder desarrollarnos.
Las y los estudiantes que llegaron hasta las Universidad de Córdoba
¿Cómo influyó su formación profesional para el éxito de esta movilidad estudiantil?
Denisse: nosotros entendemos que el barrio humanista maneja este tipo de temas, en periodismo lo hemos manejado más en profundidad y pudimos apreciar que nuestros compañeros, que probablemente son de otras áreas como ingenierías y que estuvieron con nosotros en el intercambio, no tenían las mismas bases en cuanto a contenidos teóricos, en cuanto a tipos de teorías o autores que nosotros ya teníamos, por lo menos en ese aspecto al ser un curso tan específico sobre temáticas de relaciones internacionales a nosotros nos facilitó la tarea, esto en base a la cuna del periodismo en la Escuela.
Sebastián: tenemos una formación bastante importante, adecuada para enfrentarnos a fenómenos y modelos que son súper distintos, acá en la Escuela de Periodismo, dados los tipos de autores desde donde aprendemos es bien eurocentrista, entonces a veces quita la mirada latinoamericana que se pueda tener y el caso de algunos autores que están recién “explotando” desde la academia, entonces llegar a Argentina y generar estas conversaciones con doctores que se han especializado en Europa a mí me hizo mucho sentido, como todo lo que vimos en Argentina, una mirada distinta a lo que estamos acostumbrados a revisar.
Nicolás: yo como estudiante de tercer año, siento que hubo varios conceptos que ya nos había pasado la profesora Francis Espinoza, que me permitieron avanzar un escalón, creo que nuestras bases, estaban muy bien articuladas para enfrentarnos a un mundo moderno, son herramientas claves para nuestro futuro.
Representantes de distintos países compartiendo experiencias durante el curso “Integración y Gobernanza en América Latina”
¿Cómo fue compartir entre generaciones?
Valentina: si bien yo conocía quienes eran Sebastián y Denisse por la Federación de Estudiantes, no tenía idea que iban a ir, sabía que iban estudiantes de otras carreras, pero no sabía cuántos, fue grato porque ellos están en generaciones mayores entonces nos otorgaron mucho conocimiento de lo que vamos a ver en el futuro.
Nicolás: yo tenía conocimientos generales de quienes iban a ir, ese día en el aeropuerto vi a Seba y a Denisse, pero tampoco era un conocimiento tan cercano, si no que más fraterno de compañeros de universidad, pero ahí mientras iban avanzando los días, las relaciones se fueron dando solas, fueron naturales y eso rescato del viaje, los buenos amigos.
Denisse: mi caso fue gradual el ir conociendo. De cierta manera debíamos conocer a otras personas y eso es grato porque, por ejemplo, nunca había tenido la oportunidad de compartir una clase con compañeros de la misma carrera, pero de otras generaciones, entonces que se diera eso en el viaje fue fundamental, porque durante la clase podíamos compartir conocimiento. En ese sentido yo quedé súper contenta, de poder aprender juntos, es fundamental estar en contacto con tus compañeros porque ganas muchísimo aprendiendo de todo lo que te están enseñando.
Las actividades consideraba recorrido por diferentes puntos turísticos de la ciudad
Ya están de regreso a clases en periodismo ¿Cómo evalúan la experiencia en la Universidad de Córdoba?
Valentina: al principio me sentía muy nerviosa de dónde iba a ir, pero fue grato conocer una cultura completamente diferente. Fue fantástico conocer, la historia, la arquitectura, las personas, los acentos la cantidad de turistas que hay allá, y las clases fueron bastante enriquecedoras. Voy a seguir investigando al respecto y me gustaría que muchos de mis compañeros pudieran vivir la experiencia o que vayan a conocer otros países y que puedan vivir todo lo que significa conocer otra cultura y todo ese proceso, porque uno gana mucho y puede sumarlo a su carrera profesional.
Denisse: para mí fue súper gratificante, no había tenido la experiencia de estar en un curso internacional, donde el tema central sea hablado desde la academia y también desde lo territorial, ya que un lugar donde las relaciones internacionales están muy en boga es en Córdoba. Para mí es muy enriquecedor impregnarme con esos contenidos y abrazar una cultura nueva que aporte a la formación profesional y académica. Fue totalmente acertado asistir a un curso de invierno, con esta temática, si o si vas a ganar algo durante el transcurso del intercambio. Recomiendo totalmente la experiencia, siempre tenemos que ir viendo más allá, ya que es un avance gigantesco teniendo en cuenta cómo uno se quiere desempeñar en el futuro laboral.
Nicolás: la experiencia es buena, satisfactoria, en general el estudio, los profesores, los compañeros. Creo que la diversidad de carreras en el grupo de estudios fue fundamental para dar nuestras perspectivas diferentes, por ejemplo, las ingenierías su mirada economista, quizá los periodistas más sociales, los psicólogos también en terreno. ¿Si lo recomendaría? Totalmente, en mi caso postulé como de suerte, si salía la beca salía, y cuando una la gana, lo logra y está ahí, es una sensación de cómo no lo hice antes, entonces yo la recomendaría a todos mis compañeros.
Sebastián: es una experiencia recomendada, porque desde periodismo, sicología y todas las carreras de la UCN puedan atreverse a postular y ser parte del programa, porque más allá de ser algo que suma al curriculum, suma para tus saberes, desde lo académico, desde la formación, enriquece mucho en los procesos personal, así conocer, otras culturas, otra sociedad, que si bien está acá al lado igual han sufrido un proceso histórico y compartir eso y converger en un mismo entorno, es súper fructífero para todos, incluso más allá de lo académico, conocer en su esplendor el intercambio es full recomendado y superó mis expectativas 100 por ciento.
Sebastián Castillo, Denisse Gómez, Nicolás Mondaca y Valentina Hidalgo representaron a Periodismo en la Universidad de Córdoba
El trabajo realizado se puede encontrar en la web de El Pensador 2.
Con el objetivo de fortalecer las competencias periodísticas, los estudiantes de cuarto y quinto año realizaron el taller integrador de Narrativa y Producción Periodística, en el cual trabajaron con éxito durante 5 días en cuatro plataformas del medio El Pensador 2.
La actividad que se desarrolló entre el 5 al 9 de agosto, fue planificada en el curso Edición de Medios, Calidad y Ética Periodística, donde los estudiantes presentan un proyecto en el mes de mayo. Finalmente, durante los días previos al taller integrador, los alumnos generan contenidos a través de radio, prensa, web y televisión.
La editora general del medio, Fabiola Riveros, destacó el funcionamiento del integrador, pues expresó que “el objetivo es que los estudiantes de quinto sean editores y cuarto año sea quien haga el ejercicio de reportear la información. La experiencia ha sido muy enriquecedora y ha servido para reencontrarnos con los medios de comunicación”.
Para el estudiante de quinto año, Nicolás Mondaca, el hábito de elaborar productos de interés periodístico, con horas de trabajo y publicaciones diarias definidas en pauta, ha sido un reto importante, pues supone un simulacro del campo laboral que está pronto a enfrentar.
Asimismo, el cuarto año participó de la actividad, luego de efectuar 100 horas de trabajo en la prepráctica profesional, entre los meses de mayo a junio. Esta iniciativa que fue previa al integrador, busca potenciar las competencias periodísticas de los estudiantes durante los últimos años de carrera.
Cabe destacar, que los estudiantes de quinto año prepararon esta actividad, luego de tres años, ya que por cambio de la malla curricular, el taller integrador no se había realizado. Es por ello, que el 2020 el cuarto año deberá oficiar de editores.
Puedes verlo en cuanto evento cultural se realice en la ciudad. Siempre desde atrás, callado y pegado a su cuadernillo. Sus ojos cristalizados en el escenario o en la ponencia, sólo bajan cuando debe escribir algo con su lápiz, rápido, embarrando la hoja con el grafito y, entonces, vuelve a levantar la vista. Así, una y otra vez. Cuando el show termina, él se iba como quien tiene una urgencia en un lugar muy lejano. Y no vuelve a aparecer, hasta que un nuevo evento ocurra.
Por tal motivo, estaba seguro que lo encontraría en Filzic. No sabía cómo ni cuando, pero una corazonada me hizo armarme de grabadora y recorrer los pasillos repletos de gente, libros y artesanías. Como un sabueso siguiendo el rastro de su presa, me escabullía entre los estantes, revisaba cada asiento a medida que se realizaban los shows. Pasé un buen rato sentado en la cafetería, con la esperanza de verlo pasar.
Comenzaba a creer que aquella sería una jornada infructuosa cuando, dirigiéndome a la salida, lo vi. Lo vi pasar rápido, adelantando personas, dirigiéndose en dirección contraria a la mía. Llevaba un traje simple y holgado, la tez morena y unos ojos colorados. Al voltear, su silueta se me escapaba. Me pregunté hacia dónde se dirigía tan rápido, y no dudé en seguirle con cuidado de que no advirtiera mi presencia.
Grande fue mi sorpresa cuando lo vi llegar a su destino: el baño. Por supuesto, eso explicaba su paso raudo. Lo esperé con ansias sentado en las afueras, pensando en cómo presentarme, a dónde llevarlo, qué tipo de preguntas le haría a un hombre tan particular, a quien he visto en al menos en treinta eventos culturales distintos. Cuando salió no perdí el tiempo, lo intercepté presentándome como periodista, que lo había visto tantas veces en diversos lugares y quería hacerle nada más que unas preguntas.
–Sí, claro –Me dijo con una voz rasposa, sin siquiera detenerse.
–¿Le parece si nos vamos a sentar a algún lado? Estaba pensando en el café, para estar más tranquilos.
–No, no, de pie nomás, acá en terreno.
–Como guste –Alcancé a responder, siguiéndole el paso mientras extraía la grabadora del bolsillo y esquivaba a las personas.
Pronto descubriría, a través del diálogo, la importancia que le daba este singular personaje al trabajo en “terreno”. Aceptando que aquella no sería una entrevista común y corriente, lo seguí hasta llegar al Rincón de los Sueños, donde se presentaba un conjunto folclórico. Por fin nos detuvimos, bordeando las sillas donde estaba el público, pero cuando me preparaba a comenzar las preguntas, nuevamente se me adelanta.
–Ya, empecemos altiro nomás, que tengo que anotar qué tipo de cueca están tocando –se detiene un momento para observar a los bailarines, y luego a los músicos que interpretaban la canción–. Esa es una cueca brava.
–¿Me puede decir su nombre, por favor? –inquirí con sinceridad cayendo en cuenta de que aún no le hacía la pregunta más básica.
–José Antonio Palma Bustamante, señor.
–¿Cómo es su trabajo don José? ¿Habla con los artistas, escribe sobre ellos?
–Claro, yo a veces hablo con ellos, si es que me acuerdo. Así se trabaja po’, en vivo, ahí está la gracia, en el terreno. Si estuviéramos en un living conversando o en una casa, no se muestra nada po’. Acá se muestra altiro como trabaja uno –exclama con pasión, mientras subía y bajaba la cabeza, mirando el show y su cuadernillo, pero sin escribir–. Por ejemplo, yo ya me perdí la película ahora po’ –ríe, refiriéndose a la canción que ya terminaba, una risa potente y contagiosa–. Pero no importa, conversemos nomás.
–¿Usted es de Antofagasta?
–Sí, de aquí de Antofagasta.
–¿Y hace cuánto que está viniendo a este tipo de eventos?
–A la Filzic desde que inició –mentalmente hago el cálculo, siete años–, pero yo empecé a hacer esto desde hace 12 años. He estado en cine por ejemplo, en Antofadocs. Llevo años ahí. Estaré enfermo a veces, pero me da igual, tengo que levantarme de la cama. Aquí no hay licencia, no hay permiso, no hay nada. Tengo que venir, porque si me lo pierdo nadie me lo va a repetir.
Me sorprendió rápidamente la forma en que hablaba de su trabajo, una mezcla de orgullo y pesar, como quien debe cargar con un peso tremendo sobre sus hombros, pero lo disfruta al mismo tiempo.
–“Un Piquero” –dice de pronto, cortando la conversación, yo lo miro extrañado–. Así se llamaba esa cueca po’.
–¡Usted se las sabe todas! –alcanzo a responder, mientras José anotaba presuroso el nombre de la canción junto a su intérprete.
–Si po’, así se trabaja. Así se aprende. Aquí se lleva toda la cultura –exclama señalando su cuadernillo.
–¿Entonces básicamente lo que hace es traspasar a cuadernos todo lo que se hace culturalmente en la ciudad?
–Claro, yo no soy periodista, no tengo ningún título, pero igual me preparo –le consulto al voleo si hace algo con todos esos cuadernos–. No, los tengo guardados nomás. Son para mí, no trabajo para ningún diario o algo así. Tengo unos… Quince cuadernos, todos llenos.
–Llevar un registro de la vida cultural de la ciudad es un trabajo muy importante, y que nadie hace –comento sorprendido, mientras hojeo el cuaderno que José previamente me da permiso para revisar. Cientos, quizás miles de nombres están allí, escritos con buena caligrafía y ordenados como si se tratara de un registro oficial.
–Exactamente, nadie lo hace. Qué van a estar viniendo a estas cosas si están trabajando. Ni periodistas van a venir a hacer esto, porque por esto nadie les paga. La cultura no da. Yo no puedo decir que por hacer esto usted va a ser millonario. El otro día vino un periodista y me dice que quiere ser como yo. Yo le digo “sabe qué más, usted es de allá” –señala hacia el sur, intuyo que habla de la universidad–. Quédese con lo que es de allá. Aquí no va a ser millonario. Yo no tengo un buen pasar con esto. Esto yo lo hago porque a mí me gusta, nada más. Aquí se pasa pobreza, se pasan un montón de necesidades. ¿Qué cree usted que yo la paso muy bien? No po’, esto lo hago porque a mi me gusta nomas.
–Y usted don José, ¿cómo vive? ¿Cómo se mantiene? –pregunto con real interés.
–Tengo que arrendar la mitad de mi casa, y con eso vivo. Si esto no genera renta… Mira, si esto fuera rentable, montón de gente vendría pa’ acá. Aquí yo paso necesidades, a veces me faltan zapatos, y bueno, esas son cosas que yo tengo que solucionar. Por eso nadie puede hacer lo que yo, ni nadie podrá hacerlo –me sorprende lo lapidario de su comentario, pero al mismo tiempo, argumentos no le faltan.
–¿De qué forma se entera de los eventos que hay? –pregunto mientras un sujeto de traje pasa y le saluda.
–Tenis que ver todos los días el diario. Yo lo leo en la biblioteca, si no fuera por eso no podría ver nada po’, si uno no se puede comprar nada.
–¿Cómo empezó con este trabajo?
–Bueno, a ver, mi primer evento fue cuando dejé de trabajar y me dediqué a esto. Allá en las playas, había una radio, la canal 95, cuando empezó a transmitir en las playas, y ahí empecé a anotar conjuntos, todo lo que hay aquí –señala su cuadernillo–. Y empecé a ir al cine, a todo, incluso marchas y desfiles, tenía que ir viendo todo tipo de marchas. Por ejemplo la gente va a ver un desfile y no tiene idea que están tocando Radesky cuando salen los carabineros.
–Dijo que trabajaba antes de hacer esto. ¿Qué hacía?
–Uf, trabajaba en contabilidad, era contador general. Después fui vigilante, y después terminé haciendo esto.
–¿Y como se siente más feliz? ¿Ahora o antes, cuando trabajaba? –pregunto, sabiendo de antemano la respuesta.
–No, yo me siento mejor acá. Quizás algún día me cabree y tenga que dejarlo. Pero llevo tantos años que ya ni dan ganas de hacerlo. Esto es lo mismo que fumar po’. Te dicen deja el cigarro, pero no se puede dejarlo. Esto es lo mismo. Algún día tendré que dejarlo, pero será por alguna enfermedad grave, donde ya no pueda hacer nada.
–¿Y no le parece fome que no haya nadie después de usted, que siga haciendo lo que usted hace?
–Tendría que ser un… Periodista muy aplicado la verdad, pero yo no he visto a nadie con ese interés. Yo te digo, algún día cuando ya no esté aquí, nadie va a hacer esto, porque van a ver que esto no es rentable y no va a haber un interés. ¿Te has dado cuenta que los que vienen acá ven lo que quieren y después se van? Esa es gente de plata, lo peor, porque lo único que hacen es venir a tomar, o con el auto, la polola. Yo los conozco, son gente que tiene más “cultura” que yo, pero ni aprecian. Y por eso te digo que es difícil que haya alguien que continúe esto. Esto muere y muere nomás.
Miles de nombres adornan el interior de estos viejos cuadernos.
–¿Y qué va a pasar con sus escritos? –insisto, esperando que me dijera algo, alguna idea, alguna forma de rescatar lo que hace.
–No sé po’, yo ya no podría hacer nada, no voy a estar acá –ríe–, voy a estar en otra dimensión. Qué se yo lo que habrá ahí. Eso será de los que queden vivos. Yo creo que va a llegar otra persona ahí donde vivo, lo va a comprar y va a decir que “todo esto es una mugre, hay que botarla” –refiriéndose a sus cuadernos–. Así nomás es la cosa. Hay gente que no aprecia esto, que no aprecia la cultura.
–¿Y algún amigo, algún familiar?
–No hay nadie, están todos en el cielo. Están todos “encielados”. Ahí me esperan –hace pantomima como si lo estuvieran tirando de una cuerda–. Pero yo todavía no po’, todavía no me quiero ir.
La conversación se corta de golpe, José mira a ambos lados y luego al frente, yo intento adivinar qué ocurre, pero nada parece haber cambiado. De pronto, apunta hacia el frente, diciéndome “ahora vámonos pa’ allá, vamos caminando al escenario central”. A lo lejos, podían escucharse los primeros compases del show en el escenario central de la Filzic. Partió a toda velocidad mientras yo lo seguía en el tumulto de gente, esforzándome para no perder ni una palabra.
–¿Usted tiene algún gusto preferencial en esto del arte, o va a todo? –pregunto mientras esquivo un coche, me agacho y mi brazo se transforma en culebra para mantener la grabación.
–No, hay que ir a todo. Por ejemplo si digo que a mi no me gusta la cueca, eso es una falta de cultura, falta de educación. Usted tiene que ir a todo. Esa gente que dice que no le gusta tal cosa, le falta educación, por eso rechaza. Por ejemplo yo voy a ver rock, y ahí estoy con los cabros, si la música no tiene edad –exclama mientras mueve la cabeza de arriba abajo, haciendo el clásico headbanging de los metaleros–. Es raro que una persona de mi edad vaya a esas cosas, pero yo voy porque igual es cultura –me responde mientras llegamos por fin al escenario central, donde un grupo comenzaba a cantar.
–Ya, ese es Punahue…. –está a punto de anotarlo en su cuaderno, pero se detiene de golpe–. ¡No! Estos son los Trovadores del Sol, cuidado.
–¿Y esa canción, cuál es? –le pregunto, curioso y con ganas de probar sus habilidades.
–A ver… –pensante, mira al escenario–. Esa es… “Negra” –anota en su cuaderno–. Esta canción trata de un negro esclavo al que lo están velando –responde correctamente.
–Usted que ha venido a todas las versiones de la Filzic, ¿cómo ve la feria? ¿Le parece bien que haya algo así en la ciudad?
–Claro, todo sirve, me parece bueno. Todo lo que es cultura hay que alabarlo. ¿Podría haber algo mejor? Claro, si todo es perfectible, pero bueno, hay esto. Por mientras conformémonos con lo que tenemos.
–Y después de la Filzic, ¿alguna otra actividad a la que tenga pensado ir a corto plazo?
Con 58 años, José espera seguir haciendo su trabajo “hasta que lo llamen desde arriba”.
–A ver… Estamos en treinta de abril, mañana primero de mayo… Termina esto el ocho… –lo veo hacer cálculos mentales, llevándose la mano al mentón. Creí, por un segundo, que lo había pillado–. ¡Ah! Ya, hay que prepararse, que viene un Ballet Ruso, llega aquí el 5 al teatro municipal –pero de nuevo, su conocimiento me sorprende–. Va a estar el “kazachok”, esos bailes que hacen los rusos –se pone a bailar como ruso ahí donde estábamos, cruzando los brazos y levantando las piernas–. ¿Los cachai? También están el gopak, la beriozka, kalinka, todas danzas rusas. Se supone que esa gente que se sienta ahí domina perfectamente de qué tratan y nada po’. Estos bailes necesitan acrobacia, elasticidad, destreza. –Dice mirando ahora su cuaderno, donde tenía anotadas todas estas danzas.
–Y ahí va a estar usted, me imagino.
–No sé todavía, porque eso es caro –me responde, pero yo le insisto, consultándole qué hace en esos casos en que no le alcanza para asistir–. Buena pregunta, ahí vamos a ver qué pasa. Lo veo en terreno, y bueno, si no pasa nada, hasta ahí nomás llegamos, o por último escucho desde afuera.
–¿Oiga y no le han dado algún reconocimiento de tantas veces que ha estado en estas cosas?
–Claro, claro, una vez en el Teatro Municipal, la directora Carla Corrales. Ella me entregó un premio porque yo no faltaba nunca para las obras de la orquesta sinfónica. Me entregaron un galbanito, y ese no lo han entregado nunca y no lo van a entregar más.
–¿Se lo entregaron en el municipal, sin avisarle? –le pregunto mientras trato de imaginarme la escena.
–Fue sorpresa, yo no sabía. Estaba ahí y me llamaron.
–¿Cómo se sintió?
–Bueno, es un reconocimiento al trabajo. Y ahí lo tengo en la casa po’, que con todo el desorden y los apuntes, no sé donde lo tengo, pero lo tengo.
–¿Usted espera seguir muchos años más con esto?
–Yo creo que sí, como siempre nomás, al mismo ritmo. No sé hasta cuando, como te digo para hacer esto hay que tener ganas, hay que tener pasión –exclama orgulloso.
–Y hay que estar feliz con lo que hace –agrego.
–Exactamente, a veces la gente está obligada a un trabajo, por esa plata que le pagan, no porque les guste. Aquí no po’, aquí yo estoy porque me gusta, no por una obligación o por un contrato. Hay pasión, constancia, entrega, sacrificio, eso es lo que se necesita y no cualquiera lo va a poder hacer. Yo soy feliz con lo que hago y estoy contento… Pa’ qué más po’.
José se despide con una sonrisa, o más bien, soy yo el que se va. Mientras camino de regreso volteo y lo veo allí como siempre, detrás de la gente, con las manos cruzadas a la espalda, observando el trabajo de los músicos. Me inquieta y a la vez me maravilla esa mente dispersa y ese trabajo riguroso. Esos cuadernos rayados y esa mirada sincera.
Quizás él no lo sabe y quizás nunca lo sepa, pero José realiza un trabajo tan puro y tan importante que parece sacado de otros tiempos. La próxima vez que vayan a un evento cultural y lo vean -porque seguro que lo ven-, mírenlo con el respeto que se merece el único gran cronista de la cultura antofagastina.